2001: Una clavícula marcada

No había pasado desapercibido para los colectores, pero en una visita a Uruguay, el paleontólogo español Alfonso Arribas, del Instituto Geominero de Madrid, observó que uno de los restos, una clavícula del perezoso Lestodon, exhibía unas marcas muy interesantes, que podrían haber sido hechas por humanos. Las marcas fueron examinadas con detalle utilizando técnicas específicas de microscopía óptica y su estudio reveló que tenían las características propias de las señales que dejan las primitivas herramientas de piedra en el hueso. Además, su ubicación coincidía con zonas de inserción muscular y con dos direcciones predominantes, casi perpendiculares entre sí. A partir de esta investigación surge la primera publicación científica en una revista arbitrada dando cuenta del hallazgo y de la clavícula. Más información sobre estas marcas.